lunes, 16 de agosto de 2010
La dimensión política de 6-7-8
Por Fernando Peirone, Director de la Facultad Libre de Rosario cultura@miradasalsur.com
El programa 6-7-8 ha roto un sentimiento de distancia y minusvalía que pesaba sobre muchos argentinos.Otras notasDiego Capusotto: “Soy nihilista, anarquista y peronista”Dicen que el que no apuesta no gana. Diego Capusotto viene apostando a un humor distinto desde 1992, con De la cabeza y Cha Cha Cha ; desarrolló una mirada más personal con Todo x 2$ , y parece haber encontrado su formato más afilado e influyente de la mano de Peter Capusotto y sus videos . El envío que estrenará nueva temporada mañana en Canal 7 provocó un cisma en la TV argentina. Capusotto no es Tinelli, a Dios –o quien corresponda– gracias. No tiene su masividad, rebote, ni vocación de poder.
Y que los eunucos bufenEstá en los expositores más visibles de las cadenas de librerías, con el casi psicodélico Peter Capusotto, el libro, firmado por Diego Capusotto & Pedro Saborido, con ilustraciones de Alfonso Sierra. Está en la televisión pública, con la sexta temporada de Los videos de Peter Capusotto, llena de nuevas perlas de humor del siglo XXI. Está en los cines, con el estreno durante esta semana de Pájaros volando, la delirada película de Néstor Montalbano en que comparte protagónico con Luis Luque.
Tan populistas, tan seissieteocherosLunes a la noche. En la tele, 678. Están mostrando la tapa de Miradas al Sur del domingo. Mencionan que este dominical está estrenando página web. Chau, colapsa. La página de Miradas al Sur queda caída de la cantidad de visitas hasta que los programadores logra ponerla en funcionamiento nuevamente.
El rock okupa Radio NacionalSe presentó Nacional Rock FM 93.7, la nueva transmisora de rock de Radio Nacional bajo la dirección de Horacio Marmurek. La presentación se hizo en el marco de dos festejos. Por un lado, el aniversario número 73 de Radio Nacional y, por otro, el cambio de antena y transmisor de la frecuencia.
Algunas de las nuevas voces de la radio son Alfredo Rosso, Claudio Kleiman, el Ruso Verea, Daniel Tognetti, Mariano del Mazo y Daniela Castelo, entre otros.
M. Becerra: “El periodismo se volvió faccioso y opinativo”Martín Becerra es profesor de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador del Conicet. Aquí su visión sobre los desafíos del periodismo frente a la nueva ley de medios.
L. Luchessi: “La distancia entre periodista y audiencia comienza a acercarse”Para Lila Luchessi, coordinadora de la Licenciatura en Comunicación Social (Unrn) e investigadora de la UBA, las herramientas digitales que permitieron ampliar las voces y fuentes informativas, lograrán adecuar al periodismo a los nuevos tiempos.
Cómo Los espectadores están empezando a disfrutar de su poder para influir en su entorno mediático. La irrupción del programa 6-7-8 ha trastocado el escenario mediático nacional. Desde su aparición en 2009, no deja de cosechar adeptos y detractores, con la misma pasión. Un primer vistazo sobre la cancha –para usar una metáfora de época– podría agruparlos en dos hinchadas políticas claramente identificadas: opositores y oficialistas. Y por cierto algo de eso hay, dado que el programa toma partido sin dobleces, con una línea editorial frontal e interpeladora, ante lo cual, y en una coyuntura como la que vivimos, es muy difícil mantener neutralidad. Eso hace que quienes se reúnen en cada una de las hinchadas presenten características bien definidas.
En la primera bandeja, donde se ubica la parcialidad visitante, están las figuras de la oposición. Son quienes toman mayor distancia del programa, aunque –hay que decirlo– con cierta prudencia, porque contrariamente a lo que podría suponerse, hasta el momento no le han dedicado grandes párrafos, en todo caso lo acusan de ser un panfleto oficialista. Hubo incluso quienes fueron al programa, como Ricardo Alfonsín y Margarita Stolbizer, y mantuvieron un diálogo cordial y respetuoso. Como contraparte, quienes –por obvias razones– se muestran más incondicionales son los funcionarios del Gobierno, que no sólo suelen alternarse en el panel según el tema del día, sino que además son los que mejor explotan la oportunidad que les brinda un espacio mediático favorable –que no abundan– para explicar, aclarar y anunciar sus propias políticas. Pero ahí no terminan las expresiones de cada una de las parcialidades.
Hay una segunda bandeja opositora que presenta algunas peculiaridades un poco más complejas. En ella se encuentran quienes hasta el momento se han mostrado más irritados con el programa: los periodistas. Sobre ellos poco se puede agregar, más allá de lo que sus propios nombres connotan y que ellos mismos deciden encarnar, aunque –paradójicamente– se muestren muy molestos cuando se lo recuerdan, como si se negaran a asumir lo que diariamente manifiestan a viva voz. Nos referimos a Mariano Grondona, Eduardo Van der Kooy, Luis Majul, Joaquín Morales Solá, Julio Blanck, Marcelo Bonelli, Nelson Castro, Alfredo Leuco, Ernesto Tenembaum, Pepe Eliaschev, quienes se sienten “demonizados” y “perseguidos” por un programa que al proceder como un “resumen crítico de los medios” rompe el código proteccionista de la corporación. Esto es: revela la filiación y la trayectoria de cada periodista y de cada medio para darle contexto a lo que se decide informar y comentar. Claro está que si el Gobierno anuncia un aumento del 16,9% en los haberes jubilatorios y del 22,22% en la Asignación Universal por Hijo, y los titulares lo anuncian en equivalencia con una suba de la luz y el gas, que en realidad es una baja en los subsidios de quienes más consumen, es porque se está decidiendo una agenda informativa sesgada. Esto es lo que fastidiosamente marca el programa.
El sector oficialista de la segunda bandeja está compuesto por seguidores apasionados del programa, que en muchos casos integran asiduamente el panel. Son personalidades abiertamente identificados con la línea editorial, anche con buena parte de las políticas del Gobierno, que provienen de esferas bien diversas como el periodismo, el arte, el deporte, las organizaciones sociales, el campo intelectual y la política, pero que a diferencia de otras coyunturas han decidido asumir y hacer explícita su posición política como parte de una reivindicación personal y social ciertamente saludable. Todo esto arbitrado por Luciano Galende y un panel que no disimula su posición política. Se trata de un valet estable que puede sorprender con canciones geniales como La mesa criolla de Carlos Barragán o comentarios intempestivos y subidos de tono como los de Cabito; un grupo variopinto que por lo general opina más cerca de la calificación moral que del análisis político, que no duda en azuzar a los invitados con los que disiente ni en alabar a quienes admira, pero siempre con valentía y autenticidad, cada uno asumiendo quién es. Es innegable su postura oficialista, por la que militan sin cortapisas, pero no menos cierto es que se permiten polemizar y hacer chanzas sobre los criterios editoriales de la producción de un modo mucho más explícito de lo que lo hacen sus colegas respecto de las bajadas y prohibiciones editoriales que les imponen sus jefes.
Hasta aquí lo más o menos evidente, lo que el programa explicita por sí mismo. El fenómeno 6-7-8 no radica en estas parcialidades. Lo que hizo de este programa el más visto del canal estatal después de Fútbol para Todos, es un mix alquímico y bullanguero que ha alterado la lógica televisiva. Por un lado, una audiencia que abandonó el lugar del espectador pasivo para asumir un rol (inter)activo, y por el otro, una mesa de edición operada por jóvenes que cambiaron el registro de la noticia en Argentina. El singular cruce de estas variables, indisolublemente ligadas a las nuevas tecnologías, ha producido un acontecimiento mediático con una dimensión política nueva.