La mandataria abrió el plenario de presidentes con una firme reivindicación de América Latina como una “patria grande”. El escándalo de WikiLeaks y la dura crisis económica de los países centrales, trasfondo del debate.
América Latina es “una patria grande”. Así resumió la presidenta Cristina Fernández la sintonía que existe entre los países de la región, al inaugurar ayer en Mar del Plata la XX Cumbre Iberoamericana bajo el lema “Educación para la Inclusión Social”. “La educación con inclusión social, dijo la mandataria, sólo puede darse en un modelo económico en desarrollo”. Y sintetizó con esa figura el lazo que une a los países latinoamericanos y que quedó expuesto ante los ojos del mundo durante el golpe de Estado en Honduras, que derrocó a Manuel Zelaya, y durante la intentona destituyente que sacudió a Ecuador el pasado 30 de septiembre. Una unidad que se tradujo no sólo en acciones concretas de la Unasur, sino en el trazado de directrices como la cláusula democrática que se aprobó en la última cumbre del bloque, celebrada en Guyana el 27 de noviembre. Lo cierto es que la cláusula que aprobaron los presidentes de la Unasur para sancionar cualquier intento de golpe de Estado en los 12 países miembro tuvo la fuerza suficiente como para instalarse en la Cumbre Iberoamericana. Los cancilleres de los países iberoamericanos la analizaron y le dieron su visto bueno, recordando lo ocurrido en Ecuador y en Honduras, que no fue invitada a Mar del Plata, ya que una parte de sus pares desconoce la autoridad del actual presidente Porfirio Lobo.Además, los cancilleres, encabezados por el titular del Palacio San Martín, Héctor Timerman, analizaron el respaldo al pedido argentino de “no innovar” por parte del Reino Unido con relación a las Islas Malvinas. “La reunión fue muy positiva y los cancilleres dieron el visto bueno a todo lo que debíamos analizar, por lo cual todo será entregado mañana (por hoy) a los presidentes en la reunión plenaria de la cumbre para que lo analicen”, aseguró el subsecretario de Política Latinoamericana de la Cancillería, Diego Tettamanti. La presidenta les pidió ayer a sus pares hablar de los problemas “sin temores y sin tabués intelectuales”, en una cumbre a la que le sobran condimentos políticos a pesar de la ausencia del presidente venezolano Hugo Chávez, del boliviano Evo Morales y del jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. Las especulaciones sobre las ausencias giraron en casi todos los ámbitos en torno a las secuelas que podrían haber dejado en los socios latinoamericanos las filtraciones de los cables diplomáticos del Departamento de Estado norteamericano a través del portal WikiLeaks. Sin embargo, Morales fue rotundo: “Jamás desconfiaré: de la presidenta Cristina, el Imperio quiere hacer pelear a los presidentes”, dijo en un comunicado difundido por la agencia de noticias oficial de su país.El mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, se convirtió ayer en el portavoz del malestar que generaron esas filtraciones. “Se quería manipular en la región, me parece una manipulación desleal”, subrayó en diálogo con la prensa poco antes de llegar a Mar del Plata. También el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se hizo eco, a su modo, del supuesto impacto que el cotilleo de los cables diplomáticos pudo derramar entre los socios de Latinoamérica. “Lamento que los Estados Unidos miren poco hacia aquí”, espetó y le pidió al gobierno de Barack Obama una mirada más privilegiada hacia lo que ocurre en América Latina.Las declaraciones de Correa no cayeron del todo bien en la delegación argentina que prefiere guardar silencio en torno a los cables que cinco grandes medios –todos de los países centrales– distribuyen con cuentagotas desde hace cinco días, y que amenazan la tranquilidad de varios gobiernos en todo el mundo y las relaciones de esos países con Washington. Para el gobierno argentino se trata, como días atrás definió el ex canciller Jorge Taiana, de “un chusmerío de baja estofa”. Un golpe al prestigio de los Estados Unidos. Además, el llamado de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a Cristina sirvió para descomprimir el escenario, especulan. Más allá del capítulo WikiLeaks, uno de los datos más relevantes de esta Cumbre Iberoamericana que se celebra en Mar del Plata es que por primera vez, y debido a la profunda crisis económica que vive Europa; España y Portugal, “están de capa caída”. Con esa metáfora ilustró un diplomático argentino el mal momento que atraviesa España. Así, por primera vez un presidente de ese país no asiste al foro anual iberoamericano. Los europeos pasaron de cumplir un rol protagónico a tener un papel secundario en la reunión de mandatarios. “La crisis del Norte acaparó la atención de la cumbre en los intercambios”, dijo a Tiempo Argentino una fuente diplomática, que a la hora de hacer un ránking de los temas que circularon entre las delegaciones no dudó en ubicar a ese desplazamiento en primer lugar. La presidenta destacó que la región asiste “al desplome de los países desarrollados”. La Unasur también fue eje de atención. Por la tarde, los representantes de los países que integran el bloque se reunieron para debatir quién sucederá a Néstor Kirchner como secretario general.