domingo, 31 de julio de 2011

Qué pasa en Ledesma

/ (Por Eduardo Anguita) Las coincidencias son estremecedoras. Treinta y cinco años atrás, tras cortar el suministro eléctrico, y amparados en la noche, camiones del Ejército y de la Gendarmería salieron a cazar militantes. Fue un 27 de julio de 1976. Esa vez, 400 personas fueron a parar a un campo de concentración improvisado en terrenos del Ledesma. Ahora, en la madrugada de este 28 de julio, fuerzas policiales cargaron sobre centenares de pobladores asentados en 15 hectáreas de las 150.000 de Carlos Blaquier. La interlocución de Jorge Ale, intendente de Libertador General San Martín, quedó trunca por la carga de infantería. Apenas un papel con la endeble firma de un juez tránsfuga fue el andamiaje legal para tratar de esconder esta celebración de la macabra Noche del Apagón. En aquel entonces, el médico Luis Aredez, que también fue intendente de ese pueblo, tuvo la ocurrencia de enfrentar a Goliat: decidió crear una tasa municipal que debía pagar la única empresa del lugar, Ledesma. Con esos recursos mejoró las condiciones de vida de la población. El plan funcionó bien hasta que Aredez fue echado por la dictadura cívico-militar y terminó desaparecido. Su esposa marchó en solitario todos los jueves hasta su muerte. El terror en Libertador General San Martín siempre fue inmenso. El gobernador de Jujuy, Walter Barrionuevo, echó al ministro de Gobierno y al jefe de Policía, al tiempo que envió a la Legislatura un proyecto de ley para expropiar tierras a Ledesma y destinarlas a viviendas